Un contrato con el CEO. Capítulo 4. Una bomba a punto de explotar
Scott Hamilton era un hombre de treinta y cuatro años, medía uno ochenta y ocho y pesaba ciento doce kilos. Tenía tatuada gran parte de la mitad derecha de su cuerpo y sus ojos eran de un azul aguamarina clarísimo. Le gustaba el kick-boxing y los autos rápidos, con una predilección especial por los Ferraris; … Leer más